Desodorante Natural: Guía Completa para Crear tu Propio Desodorante Sin Toxinas con Aceites Esenciales

AGENDA TU HORA

¿Sigues pensando que un desodorante natural casero no podría con tu olor corporal?


No estás solo.

Muchas personas que priorizan su salud integral, podemos sentir desconfianza ante las versiones “naturales”, por una razón clara: un día de trabajo agotador, se siente si no usas un buen desodorante.

Seamos honestos, por algo usamos los desodorantes comerciales desde toda la vida, cuesta imaginar que una mezcla casera pueda ser igual de eficaz… o incluso mejor.

Pero aquí va la verdad que la medicina funcional y la neurociencia han empezado a confirmar: el olor corporal no es solo una cuestión de higiene, sino un síntoma del estado interno de tu cuerpo.

Cuando el olor persiste pese a ducharte y aplicar desodorante a diario, puede que el origen esté en tu sistema nervioso, tus hormonas, tu microbioma e incluso tu alimentación.

Sí, la raíz puede estar en tu intestino, en tu nivel de estrés o en los productos que usas cada día sin sospechar que están alterando tu equilibrio cerebral.

El sudor no huele mal por sí mismo.

Lo que genera el olor desagradable es una combinación de factores internos —como el cortisol elevado o una dieta con especias sulfuradas— con bacterias de la piel que descomponen el sudor.

Y lo que hacen los desodorantes industriales, en vez de equilibrar ese ecosistema, es enmascararlo a corto plazo y sabotearlo a largo plazo: con ftalatos, fragancias sintéticas, sales de aluminio y disruptores hormonales que silenciosamente alteran tu salud cerebral y endocrina.

Esta guía es para ti si alguna vez te has preguntado:

  • “¿Por qué sigo oliendo mal si uso desodorante?”
  • “¿Qué más puedo hacer si hasta el desodorante más fuerte me falla?”
  • “¿Cómo cuido mi piel y mis hormonas sin renunciar a sentirme fresca todo el día?”

Aquí no solo descubrirás una fórmula casera funcional y efectiva que puedes adaptar según tu cuerpo, tu entorno y tu etapa vital.

También vas a entender cómo el simple hecho de cambiar tu desodorante, puede ser el primer paso hacia una vida libre de químicos tóxicos, con beneficios que van desde una piel más sana hasta un cerebro más claro.

Y lo más importante: vas a reconectar con tu poder de autocuidado, ese que no depende de marcas, ni de marketing, ni de químicos innecesarios.

Solo de ti, de tu conciencia y de tu decisión de priorizar lo que verdaderamente importa: tu salud integral, tu eje hormonal, tu equilibrio emocional y tu entorno saludable.

Bienvenido/a a la guía 2025 para crear tu desodorante natural casero sin tóxicos de Visita Médica Online.

Porque sí, cuidar tu cerebro, comienza también por lo que eliges ponerte en la piel.

Los tóxicos más comunes en los desodorantes industriales

Los desodorantes y antitranspirantes tradicionales contienen diversos ingredientes cuestionables.

Destacaremos tres de los más problemáticos desde la óptica de la salud funcional: ftalatos, aluminio y fragancias sintéticas.

  • Ftalatos (phthalates): Son compuestos químicos empleados como plastificadores y también para fijar y prolongar las fragancias en cosméticos. Se les conoce por ser disruptores endocrinos, es decir, interfieren con la producción y función normal de las hormonas del cuerpo. Esto es especialmente preocupante en niños y poblaciones vulnerables. Estudios recientes han vinculado la exposición a ciertos ftalatos con efectos en el desarrollo cerebral y conductual. Por ejemplo, adolescentes con mayor carga de ftalatos en el organismo muestran un 34% más riesgo de comportamientos de TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Incluso, la exposición prenatal a ftalatos se asocia con menos materia gris en el cerebro de los niños a los 10 años y coeficientes intelectuales más bajos a los 14. Estas sustancias están prácticamente en todas partes (plásticos, envoltorios, perfumes), pero los productos de cuidado personal son una fuente importante. Evitar ftalatos es crucial para proteger el sistema endocrino (eje hormonal) y la salud cerebral, sobre todo en poblaciones neurodivergentes en desarrollo.
  • Aluminio: El aluminio (en forma de sales de aluminio) es el ingrediente activo de los antitranspirantes, pues obstruye las glándulas sudoríparas para bloquear la transpiración. Si bien cumple su función, desde hace décadas se ha debatido su seguridad. Las alarmas saltaron cuando investigaciones en los años 60-70 encontraron altas concentraciones de aluminio en cerebros de pacientes con demencia. Esto llevó a preguntar si el aluminio podría contribuir a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Hasta hoy, la ciencia mantiene posturas divididas: algunos estudios no hallan evidencia concluyente de que el uso cotidiano de aluminio (en desodorantes, utensilios, etc.) cause Alzheimer, pero hallazgos más recientes sugieren precaución. Una revisión de 2023 recopiló datos desde 1976 y observó acumulación excesiva de aluminio en el sistema nervioso central de pacientes con Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple, junto a mayor incidencia de estas enfermedades en poblaciones con exposición elevada a aluminio. En 2025, investigadores incluso reportaron grandes cantidades de aluminio en cerebros de personas con Alzheimer, autismo y esclerosis (en comparación con cerebros sanos), avivando el debate sobre su rol en estas condiciones neurodegenerativas. Aunque todavía no hay consenso total, desde una mirada funcional y preventiva, es razonable minimizar la aplicación diaria de aluminio sobre la piel, especialmente cerca de ganglios linfáticos y tejido mamario.
  • Fragancias sintéticas: El término «fragancia» o «parfum» en una etiqueta es una caja negra de numerosos compuestos químicos, muchos derivados del petróleo. Varios desodorantes industriales contienen fragancias sintéticas para enmascarar el mal olor, pero esas fragancias suelen incluir ftalatos u otros potenciales disruptores endocrinos. Además, pueden contener alérgenos e irritantes. Se ha advertido que ciertas fragancias artificiales liberan compuestos orgánicos volátiles nocivos al ambiente y al sistema respiratorio. Desde la salud hormonal, las fragancias sintéticas son problemáticas porque sus fijadores (como los ftalatos) alteran la señalización hormonal normal. Irónicamente, cubrir el olor con perfumes fuertes no soluciona la causa del mal olor corporal y añade una carga química extra a tu cuerpo.

Estos tóxicos comunes no solo pueden irritar tu piel (muchas personas sufren dermatitis bajo las axilas sin saber por qué), sino que también suponen micro-dosis diarias de químicos que ingresan a tu organismo.

Con el tiempo, la suma de ftalatos, aluminio y otros disruptores puede influir en tu eje hormonal (tiroides, suprarrenales, hormonas sexuales) y en procesos inflamatorios ligados a la salud cerebral.

desodorante natural

Desde la medicina funcional se aboga por reducir la carga total de tóxicos («body burden») para optimizar las funciones cognitivas y endocrinas.

Impacto de los ftalatos en el cerebro y el sistema endocrino

Profundizando en los ftalatos, vale la pena destacar su efecto específico sobre el sistema neuroendocrino, especialmente en la niñez y en personas neurodivergentes.

Los ftalatos actúan como falsos mensajeros hormonales; pueden unirse a receptores o alterar la producción de hormonas tiroideas, estrógenos, andrógenos, etc.

En niños en pleno desarrollo neurológico, esto puede traducirse en alteraciones cognitivas y conductuales.

Ya mencionamos la asociación encontrada con mayor incidencia de TDAH.

Adicionalmente, estudios en cohortes de madres e hijos (como Generation R en Países Bajos) han mostrado que la exposición gestacional a ftalatos está ligada a problemas de comportamiento y rendimiento cognitivo más pobre en la infancia (La exposición a plastificantes en el embarazo se asocia con menores medidas volumétricas en el cerebro y menor cociente intelectual en la infancia – ISGLOBAL).

Esto sugiere que ciertas dificultades de aprendizaje o regulación emocional podrían originarse, en parte, por disruptores ambientales in utero.

En personas neurodivergentes (por ejemplo, con TEA – trastorno del espectro autista – o con el mencionado TDAH), se ha observado algo aún más preocupante: su cuerpo elimina con menor eficiencia sustancias plastificantes como ftalatos y bisfenol A.

Un estudio de 2023 midió la capacidad de desintoxicación en niños con autismo y TDAH, hallando que su metabolismo eliminaba peor el ftalato DEHP, dejando más residuo en tejidos.

Esto implica que justamente quienes podrían ser más sensibles a sus efectos, retienen más estos tóxicos en el organismo.

Es un llamado de atención para cuidar especialmente el entorno de personas neurodivergentes, optando por productos de higiene libres de disruptores.

Un desodorante convencional, aplicado diariamente, que libere ftalatos al cuerpo de un niño susceptible, es una exposición completamente evitable si escogemos alternativas naturales.

Riesgos del aluminio y vínculo con enfermedades neurodegenerativas

Aunque el aluminio abunda en nuestra vida (agua potable, alimentos procesados, medicamentos antiácidos, latas, etc.), su presencia en productos de cuidado personal merece examinarse.

Ya vimos que el uso cosmético típico no aseguraba una conexión clara con Alzheimer según algunas instituciones.

Sin embargo, la falta de certeza absoluta nos invita a la precaución.

El aluminio es neurotóxico conocido en altas dosis: trabajadores expuestos a polvos de aluminio sufren problemas neurológicos y respiratorios.

En pacientes renales que no pueden excretarlo bien, se han observado daños óseos y cerebrales atribuidos a acumulación de aluminio.

Entonces, ¿por qué voluntariamente aplicar aluminio en nuestras axilas a diario si no es imprescindible?

Recordemos que la piel de la axila es delicada y muy vascularizada, facilitando la absorción de sustancias (especialmente si te rasuras, pues hay microlesiones que aumentan la penetración).

Si bien las sales de aluminio usadas en antitranspirantes tienen moléculas grandes que supuestamente se quedan en la superficie, parte del aluminio sí puede absorberse.

Un artículo de International Journal of Molecular Sciences (2023) señala que, aunque la absorción por piel es menor comparada con ingestión, queda pendiente investigar más su rol en carcinogénesis cutánea y acumulación sistémica.

Por otra parte, enfermedades como Alzheimer y Parkinson han mostrado correlaciones epidemiológicas con mayores exposiciones a aluminio en ciertas poblaciones.

Sumemos a esto que la barrera hematoencefálica (filtro que protege el cerebro) podría ser traspasada por aluminio bajo ciertas condiciones, depositándolo en el tejido cerebral.

Es comprensible el temor de que el aluminio contribuya al deterioro neurológico con las décadas.

Finalmente, hay otra preocupación latente: el posible vínculo entre aluminio y cáncer de mama.

La hipótesis surge porque la gran mayoría de tumores mamarios se desarrollan cerca de la zona axilar, donde aplicamos antitranspirantes.

Un estudio de 2003 observó que mujeres que usaban antitranspirante, y se rasuraban con mucha frecuencia tendían a desarrollar cáncer de mama a edad más temprana que quienes no.

Aunque no prueba causalidad, abre una línea de investigación.

De momento, la Sociedad Americana del Cáncer descarta evidencia sólida de que los desodorantes con aluminio causen cáncer de mama.

Aun así, algunos investigadores independientes como Philippa Darbre han encontrado efectos estrogénicos de sales de aluminio en células mamarias.

La medicina funcional adopta el principio de precaución: si tenemos opciones igual de efectivas sin este metal pesado, mejor usarlas, especialmente en mujeres con antecedentes familiares de cáncer o personas con riesgo neurodegenerativo.

Beneficios de usar un desodorante natural casero

Pasemos a las buenas noticias.

Elaborar y utilizar tu propio desodorante natural tiene múltiples efectos positivos:

  • Salud de la piel: Un desodorante casero típico contiene ingredientes suaves como aceite de coco, manteca de karité, almidones naturales y bicarbonato. Estos nutren la piel en lugar de irritarla. Adiós a las axilas enrojecidas o con picor; muchas personas con dermatitis de contacto descubren que el culpable era el antitranspirante comercial (por el aluminio o las fragancias). Además, los aceites vegetales y esenciales aportan propiedades antimicrobianas y calmantes. Por ejemplo, la lavanda es conocida por su efecto antiinflamatorio en la piel, y el aceite de coco tiene ácido láurico, que es antibacteriano. Un beneficio extra: al no bloquear los poros con aluminio, la piel puede sudar y respirar, lo cual es necesario para la termorregulación y la eliminación natural de toxinas a través del sudor.
  • Eje hormonal equilibrado: Al eliminar disruptores endocrinos de tu desodorante, liberas a tu cuerpo de una carga química diaria. Esto puede parecer sutil, pero con el tiempo tu sistema endocrino lo agradece. Mujeres que sufren desequilibrios hormonales (como síndrome premenstrual severo, ovario poliquístico, tiroides lenta) buscan minimizar la exposición a químicos como parabenos, ftalatos y triclosán porque estos compuestos pueden mimetizar hormonas y alterar la señalización. Cambiar a un desodorante natural es quitar un factor de interferencia en ese complejo concierto hormonal que dirige tu metabolismo, estado de ánimo y claridad mental. Especialmente en la adolescencia —etapa vulnerable a disruptores—, un desodorante casero sin tóxicos ayuda a que las hormonas fluyan a su ritmo normal.
  • Microbioma saludable (¡y menos olor!): Nuestra piel alberga un ecosistema de bacterias benignas que cumplen funciones protectoras. Los desodorantes industriales modifican drásticamente la comunidad bacteriana de la axila, a veces de forma contraproducente. Estudios han demostrado que el uso habitual de antitranspirantes aumenta la diversidad bacteriana en la axila y estimula el crecimiento de bacterias productoras de mal olor (como ciertas Actinobacterias). Es irónico: intentando eliminar el olor, a largo plazo podrías estar fomentándolo al alterar el microbioma. En cambio, un desodorante natural respeta más el balance microbiano. No bloquea completamente el sudor (que es alimento de algunas bacterias), pero mantiene a raya el sobrecrecimiento bacteriano con ingredientes antibacterianos suaves. El resultado suele ser que, tras una breve fase de adaptación, disminuye el mal olor corporal de base. Muchas personas reportan que luego de unas semanas usando desodorante casero, incluso si un día no lo aplican, huelen mucho mejor que cuando usaban antitranspirante a diario. La ciencia respalda parte de esto: en usuarios que dejaron de usar productos comerciales, la comunidad bacteriana axilar volvió a un estado “natural” menos propenso al mal olor. Un microbioma equilibrado no solo reduce olores, también fortalece la barrera cutánea frente a infecciones.
  • Empoderamiento y conciencia: Aunque intangible, hacer tu propio desodorante genera una conexión consciente con tu autocuidado. Te vuelves más atento a los ingredientes que pones en tu cuerpo, desarrollas nuevas habilidades (¡química de cocina!), y te sientes empoderado al tomar las riendas de tu bienestar. Este beneficio psicológico se enlaza con la salud cerebral: cualquier práctica de autosuficiencia y creatividad puede reducir el estrés y aportarte satisfacción, liberando dopamina y endorfinas positivas. A su vez, menos estrés significa mejor equilibrio del eje HPA (hipotálamo-pituitaria-adrenal), lo que se traduce en menos sudor frío y menos olores por ansiedad.

Ritual mensual con la NeuroAgenda 2025

En la NeuroAgenda 2025 – un planificador antiestrés enfocado en salud cerebral – se hace énfasis en la importancia de rituales conscientes.

¿Por qué no incorporar la elaboración de tu desodorante casero como un ritual mensual de bienestar?

Imagina separar una tarde, quizás al inicio de cada mes, para preparar tu lote de desodorante natural.

Puedes hacerlo con música relajante, o incluso involucrar a tu familia en la actividad.

Este proceso mensual tiene varios propósitos:

  • Antiestrés consciente: El simple acto de medir, mezclar y crear algo con tus manos puede ser meditativo. Te obliga a estar presente, concentrado en texturas, aromas (la lavanda que añades te va calmando con su fragancia), lejos de pantallas y preocupaciones. Es una forma de mindfulness en acción. La NeuroAgenda 2025 propone actividades así para bajar el cortisol y reconectar con uno mismo, como una especie de “terapia ocupacional” antiestrés.
  • Ritual de salud cerebral: Puedes aprovechar ese momento para reflexionar sobre cómo cuidas tu cuerpo y tu mente. Mientras remueves la mezcla, anota en tu NeuroAgenda qué tal te has sentido durante el mes: ¿Cómo estuvo tu nivel de energía? ¿Tuviste niebla mental? ¿Ansiedad? Haz un paralelo con tus hábitos (alimentación, sueño, ejercicio) y ahora también con tu transición a productos sin tóxicos. Esta autorreflexión mensual te ayuda a hacer ajustes conscientes en pos de tu bienestar holístico.
  • Seguimiento en la agenda: Un consejo práctico es marcar en tu NeuroAgenda 2025 un recordatorio mensual: “Prep. desodorante + autoevaluación”. De este modo, integras este hábito en tu planificación. Al cabo de varios meses, podrás hojear tu agenda y ver tu progreso – quizá notes que tu estado de ánimo mejoró o que ciertos síntomas hormonales disminuyeron coincidentemente con la eliminación de disruptores endocrinos de tu rutina. Es un refuerzo positivo para seguir con estos rituales.
  • Ritual anti-toxicidad: Al hacer de esto una tradición, estás reafirmando tu compromiso de llevar una vida más sana y libre de tóxicos. Es poderoso a nivel psicológico: cada mes renuevas la intención de cuidarte y proteger tu entorno (pues generalmente estos productos caseros también reducen residuos plásticos). En esencia, alineas tu calendario con tus valores de bienestar.

Incorporar la elaboración de tu desodorante en tu NeuroAgenda 2025 es mucho más que una tarea; es un acto de autocuidado proactivo.

En un mundo acelerado, regalarte ese tiempo para ti – con el plus de que al final obtienes un producto útil hecho por ti mismo – es oro puro para tu salud mental.

Te animamos a probarlo como un ritual mensual consciente que unifica el cuidado corporal con el crecimiento personal.

Ingredientes esenciales de un desodorante natural (y sus propiedades)

Un buen desodorante casero suele componerse de 3 partes básicas: 1) una base hidratante (mantecas o aceites), 2) agentes absorbentes y antibacterianos (polvos como bicarbonato o almidón), y 3) aceites esenciales (que aportan aroma y propiedades terapéuticas).

A continuación, describimos los ingredientes clave de nuestra receta y sus beneficios, indicando cuáles son aptos para niños:

  • Aceite de coco orgánico: Es la base ideal por su textura semisólida (se derrite al contacto con la piel) y sus propiedades antibacterianas naturales gracias al ácido láurico. Hidrata la piel de la axila, evitando irritaciones. Además, ayuda a que los polvos se integren creando una pasta cremosa. Apto para todas las edades, suave y seguro.
  • Bicarbonato de sodio: El héroe contra el mal olor. El bicarbonato neutraliza el pH de la piel (vuelve el ambiente más alcalino, donde las bacterias del sudor no proliferan bien). Es altamente efectivo para eliminar olores porque literalmente absorbe ácidos grasos volátiles malolientes. Ojo en pieles sensibles: algunas personas (especialmente niños pequeños) pueden irritarse si se usa mucho bicarbonato, por ser abrasivo. En niños es recomendable usar menos cantidad o incluso omitirlo si la piel es ultra delicada, sustituyéndolo por más almidón (maicena o polvo de arrurruz). Aún así, en concentraciones moderadas es un ingrediente seguro; solo hay que ajustar la fórmula según tolerancia.
  • Almidón de maíz o arrurruz: Estos polvos vegetales actúan como absorbentes de humedad. Aunque un desodorante natural no bloquea la sudoración, estos almidones ayudarán a que el exceso de sudor se seque más rápido, manteniendo la axila más confortable. También contribuyen a la textura, evitando que el producto quede demasiado grasoso. Son inocuos incluso en niños (¡es como ponerse maicena, no hay problema!).
  • Aceite esencial de lavanda (Lavandula angustifolia): Una joya de la naturaleza. La lavanda tiene propiedades calmantes y antibacterianas bien documentadas ( «ANTIMICROBIAL EFFECTS OF EUCALYPTUS AND LAVENDER ESSENTIAL OILS ON COM» by Savannah L. Poole, Bryce T. Parrish et al. ). Su aroma, además de ser agradable y relajante, combate la ansiedad y el estrés (recordemos que manejar el estrés es parte de controlar el olor corporal, porque el sudor “nervioso” huele más fuerte). Apto para niños: la lavanda es uno de los aceites esenciales más seguros; incluso se usa para ayudar a dormir a bebés en difusor. En el desodorante aporta una fragancia suave y un efecto antimicrobial contra bacterias comunes de la piel. Un estudio encontró que el aceite de lavanda puede inhibir el crecimiento de Corynebacterium, una bacteria responsable del mal olor ( «ANTIMICROBIAL EFFECTS OF EUCALYPTUS AND LAVENDER ESSENTIAL OILS ON COM» by Savannah L. Poole, Bryce T. Parrish et al. ).
  • Aceite esencial de árbol de té (Melaleuca alternifolia): Extraído de un árbol australiano, este aceite es un potente antiséptico natural. Es famoso por combatir bacterias, hongos y hasta virus. En nuestro desodorante, unas gotas de árbol de té mantendrán a raya a las bacterias causantes del mal olor. Incluso se ha recomendado aplicar aceite de té diluido directamente en axilas malolientes por su efectividad (14 Benefits and Uses for Tea Tree Oil – Healthline). ¿Es apto para niños? Con precaución. En menores de 3 años mejor evitarlo, ya que su aroma es fuerte y podría irritar pieles muy sensibles. A partir de edad escolar, se puede usar en baja concentración (unas 2-3 gotas en toda la receta, no más) y siempre bien mezclado con la base. Ten en cuenta que el árbol de té puro nunca debe aplicarse sin diluir en ninguna piel, ni de adultos ni de niños.
  • Aceite esencial de eucalipto (Eucalyptus radiata o globulus): Otro potente antimicrobiano natural, de aroma fresco y penetrante. El eucalipto elimina bacterias y aporta una sensación refrescante al aplicarlo. También tiene cierta acción antifúngica. Sin embargo, no es recomendado para niños pequeños: en menores de ~6 años, el cineol del eucalipto puede, en raros casos, causar problemas respiratorios si se inhala muy concentrado. Para adolescentes y adultos es excelente, pero en niños es mejor optar por otros aceites más suaves (lavanda o naranja dulce, por ejemplo). Si decides usar eucalipto, bastan 2-3 gotas para toda la mezcla. Este aceite, al igual que la lavanda, ha mostrado efectividad contra bacterias de la piel en estudios científicos ( «ANTIMICROBIAL EFFECTS OF EUCALYPTUS AND LAVENDER ESSENTIAL OILS ON COM» by Savannah L. Poole, Bryce T. Parrish et al. ).
  • Aceite esencial de limón (Citrus limon): De los cítricos más alegres, el aceite de limón ofrece un aroma limpio y energizante. Es antibacteriano y astringente – ayuda a mantener la piel fresca – y puede aclarar ligeramente la piel con el tiempo, útil si tienes oscurecimiento en axilas. ¿Problema? Es fotosensibilizante: si aplicas limón en la piel y luego te expones al sol, puede haber irritación o manchas. Por suerte, las axilas no suelen tomar sol 😅. Apto para niños mayores (de 5 años en adelante) en dosis bajas, aunque en chicos quizás prefieran aromas más dulces como naranja o mandarina que cumplen función similar sin tanta acidez. El limón combina de maravilla con la lavanda para un aroma cítrico-floral. Solo asegúrate de usar aceite esencial de buena calidad (grado terapéutico) y consérvalo bien cerrado, pues los cítricos se oxidan más rápido.

Estos ingredientes formarán la base de nuestra receta.

Todos son libres de disruptores endocrinos y, al hacerlos en casa, tienes control total sobre la pureza de cada componente.

Guía paso a paso para crear un desodorante natural casero

A continuación, encontrarás una receta DIY (Do It Yourself) de desodorante natural efectiva y sencilla.

Está formulada para maximizar la protección contra el mal olor sin afectar tu salud hormonal ni cerebral.

Importante: evita usar utensilios de plástico o silicona durante la preparación; prefiere vidrio, cerámica o acero inoxidable para que ningún residuo indeseado se mezcle (recuerda, buscamos un desodorante sin tóxicos de verdad).

Ingredientes (para aprox. 100 ml, suficiente 1-2 meses):

  • 3 cucharadas de aceite de coco virgen (unos 45 ml)
  • 2 cucharadas de manteca de karité sin refinar (opcional, aporta cremosidad y nutrición)
  • 2 cucharadas de bicarbonato de sodio (reduce a 1 cda si tu piel es muy sensible)
  • 2 cucharadas de fécula de maíz (maicena) o polvo de arrurruz
  • 10 gotas de aceite esencial de lavanda
  • 5 gotas de aceite esencial de árbol de té (adultos; para niños puedes sustituir por 5 gotas adicionales de lavanda o 3 gotas de aceite esencial de naranja dulce)
  • 3 gotas de aceite esencial de eucalipto (omite en niños pequeños, o sustituye por 3 de limón para >5 años)
  • 3 gotas de aceite esencial de limón (opcional, según aroma deseado; recuerda evitar sol directo en axilas si lo usas)

Instrucciones:

  1. Fundir la base grasosa: En un recipiente de vidrio, coloca el aceite de coco y la manteca de karité. Caliéntalos a baño maría (pon el recipiente sobre una olla con agua caliente) a fuego bajo. Remueve con una cuchara de madera hasta que se derritan e integren completamente. No uses microondas, para tener más control y evitar recalentarlos (además, así evitas plástico caliente).
  2. Incorporar los polvos: Retira la mezcla derretida del fuego. Añade el bicarbonato de sodio y la maicena/arrurruz poco a poco, espolvoreando y mezclando constantemente para evitar grumos. Continúa removiendo hasta obtener una pasta homogénea. Debe quedar una textura tipo yogur espeso o masa de galleta suave, sin grumos visibles. Si la mezcla está muy líquida, puedes agregar un poco más de almidón; si está demasiado seca o arenosa, añade un chorrito extra de aceite de coco.
  3. Agregar los aceites esenciales: Una vez que la mezcla esté tibia (no tan caliente, para no evaporar las esencias), añade las gotas de aceites esenciales según la fórmula. Primero la lavanda, luego árbol de té, eucalipto y limón en las cantidades indicadas. Mezcla muy bien para que los aceites queden repartidos uniformemente. Tip: Mientras mezclas, inhala profundamente ¡disfruta el aroma relajante de la lavanda y vigorizante del eucalipto-limón! Esta es tu aromaterapia antiestrés en acción 😉.
  4. Envasado: Vierte la preparación en su recipiente final antes de que se enfríe por completo, para que pueda adaptarse a la forma del envase. Puedes reutilizar un frasco de vidrio pequeño (por ejemplo, uno de crema o mermelada bien lavado) o rellenar un tubo vacío de desodorante en barra (hay envases reutilizables de cartón o simplemente recicla uno antiguo limpio). Si usas frasco, simplemente lo aplicarás luego con los dedos; si usas tubo, asegúrate de que no tenga residuos del producto anterior. Evita recipientes plásticos nuevos, ya que la mezcla tibia podría extraerles químicos; mejor vidrio o metal.
  5. Solidificación: Deja el envase abierto a temperatura ambiente hasta que la mezcla se solidifique. El aceite de coco y la karité endurecen al enfriarse, transformando la mezcla en una pasta sólida pero untuosa. Si quieres acelerar el proceso, puedes meterlo al refrigerador unos 15-20 minutos. Una vez esté firme, ¡tu desodorante casero está listo para usar! Coloca la tapa en tu frasco o tubo para conservar el aroma de los aceites esenciales.
  6. Aplicación: Toma una pequeña cantidad con los dedos (aprox. el tamaño de un guisante para cada axila) y frótala suavemente sobre la piel limpia y seca de la axila hasta que se absorba. Notarás que se derrite al contacto y se extiende fácilmente. Espera un par de minutos antes de vestirte para evitar manchar la ropa (aunque esta fórmula no suele dejar residuos, por precaución). Menos es más: no necesitas saturar la piel, con una fina capa basta para protegerte.
  7. Almacenamiento: Conserva tu desodorante en un lugar fresco y seco, alejado de la luz directa del sol (los aceites esenciales duran más así). En verano, es posible que se ablande demasiado si hace mucho calor (>24°C); en ese caso, guárdalo en la nevera y toma un poquito cada vez. En invierno podría endurecer mucho – si cuesta aplicarlo, raspa un poquito con una espátula de madera o la uña, y caliéntalo entre tus dedos antes de ponerlo en la axila.

¡Listo!

Has creado un desodorante 100% natural.

La primera vez puede tomarte unos 20-30 minutos hacerlo; luego, cuando le agarres el truco, en 15 minutos tendrás tu receta mensual preparada.

Preguntas frecuentes sobre el desodorante casero

Es normal tener dudas al hacer el cambio a un desodorante natural.

Aquí respondemos algunas preguntas frecuentes:

  • ¿Cuánto dura y cómo lo conservo?
    Al no llevar agua, este desodorante tiene una vida útil larga (3 a 6 meses fácilmente). Los aceites esenciales actúan como conservantes naturales gracias a sus propiedades antimicrobianas. Asegúrate de guardarlo en envase bien cerrado, en lugar fresco. Si notas algún cambio de olor (que no sea el de los aceites esenciales originales) o moho – lo cual es raro –, entonces deséchalo. Pero bien conservado, un frasco puede durarte medio año. Probablemente lo usarás antes de que expire, pues 100 ml suele acabarse en 2-3 meses con uso diario.
  • ¿Es igual de eficaz que un desodorante industrial?
    Sí y no. Ten en cuenta que no es un antitranspirante, es decir, no frenará la sudoración (ni debemos querer bloquear completamente una función natural). Por ello, si comparas con un antitranspirante comercial, puede que sudes un poco más de lo que estabas acostumbrado. Sin embargo, en cuanto a controlar el mal olor, bien formulado es muy eficaz. Los ingredientes como bicarbonato, árbol de té y lavanda combaten las bacterias del olor de forma notable. La eficacia también depende de la persona: cada cuerpo es distinto, y factores como alimentación, nivel de estrés y microbioma influyen en el olor corporal. Te animamos a probarlo al menos 2 semanas; al inicio, tu cuerpo puede pasar por una fase de desintoxicación de residuos de aluminio y ajuste del microbioma, durante la cual podrías notar más olor o humedad de lo habitual. Es temporal. Tras ese período, la mayoría de la gente reporta incluso mejor control del olor que con desodorantes convencionales, porque el cuerpo recupera su equilibrio. En resumen: en masking de olor, sí es eficaz; en bloqueo de sudor, no, pero eso es algo bueno a nivel salud.
  • ¿Qué hago si tengo la piel sensible o me irrita?
    Si tu piel es muy sensible, te recomendamos ajustar la receta: reduce el bicarbonato a la mitad o elimínalo por completo (es el ingrediente más alcalino y a veces irrita). Puedes reemplazar esa cantidad con más arrurruz/maicena y una cucharadita de arcilla blanca cosmética, que también ayuda con el olor pero es más suave. Además, asegúrate de no excederte con los aceites esenciales; en piel sensible menos gotas es mejor (la lavanda suele ser bien tolerada, pero el árbol de té o cítricos en exceso podrían picar). Otra estrategia es no aplicar inmediatamente después de depilarte o rasurarte; espera unas horas porque la piel estará más vulnerable. Si a pesar de todo sientes ligera irritación, descansa un par de días de usar desodorante (el cuerpo se regula solo ese tiempo) y luego retoma con una fórmula ajustada. También puedes probar recetas sin bicarbonato – hay variantes que usan alcohol de cereal y agua de hamamelis, por ejemplo.
  • ¿Cómo puedo combatir un olor corporal muy fuerte de forma natural?
    El desodorante casero ayudará bastante, pero si tu olor corporal es muy intenso, aborda el tema integralmente. Primero, revisa tu dieta: ciertos alimentos contribuyen al olor fuerte. El exceso de ajo, cebolla, curry u otras especias, así como el café y el alcohol, pueden hacer que tu sudor huela más (Sudoración y olor corporal – Diagnóstico y tratamiento – Mayo Clinic). Las dietas muy altas en carnes rojas también tienden a generar un olor más fuerte que las dietas ricas en vegetal (Los alimentos que hay que consumir para tener menos olor a …). Intenta aumentar tu consumo de verduras de hoja verde (ricas en clorofila, que “desodoriza” desde adentro) y frutas cítricas. Hidrátate bien; la orina concentrada y la deshidratación empeoran el olor. Segundo, maneja el estrés: el sudor por estrés (rico en ciertas proteínas) huele peor que el sudor por calor. Practica técnicas de relajación como respiración profunda, meditación o yo (Sudoración y olor corporal – Diagnóstico y tratamiento – Mayo Clinic)– menos estrés = menos olor. Tercero, cuida tu higiene sin exagerar: báñate diariamente usando un jabón suave (no necesitas antibacteriano fuerte que dañe tu flora normal; nuestro desodorante ya se encarga de las bacterias de olor). Puedes hacer, una vez a la semana, una “mascarilla” de arcilla verde en axilas: aplica arcilla mojada, deja 10 min y enjuaga. Esto ayuda a extraer toxinas acumuladas y limpiar poros, mitigando olores. Finalmente, sé paciente: al transicionar a productos naturales, tu cuerpo podría necesitar algunas semanas para depurarse de años de químicos. Pero una vez equilibrado, tu olor corporal base será mucho más neutro.
  • ¿Puedo usar este desodorante si tengo hijos pequeños o estoy embarazada?
    ¡Por supuesto! Esa es una de las mayores motivaciones para cambiar a un desodorante sin tóxicos. Durante el embarazo y lactancia, querrás reducir al mínimo la exposición a químicos que puedan pasar a tu bebé. Esta receta, usando principalmente lavanda como aroma, es segura en esas etapas. Para niños, realmente los niños pequeños no deberían necesitar desodorante hasta la pubertad. Si tienes un hijo de, digamos, 8-10 años que empieza con olor (puede pasar en preadolescentes), esta fórmula es mucho más recomendable que un desodorante comercial lleno de químicos fuertes. En ese caso, haz una versión específica para él/ella: elimina árbol de té y eucalipto, y usa solo 5 gotas de lavanda y 5 de aceite esencial de naranja dulce o mandarina (que les suele encantar y es seguro). Así le enseñas hábitos saludables desde joven. Siempre haz una prueba de parche en la piel del niño la primera vez (aplica un poquito en el antebrazo y observa que no haya reacción en 24h). Verás que muchos desodorantes naturales en tiendas ecológicas se venden como aptos para niños; esta receta casera es equivalente, pero aún más controlada por ti.

Esperamos que estas respuestas aclaren tus dudas.

Recuerda que cada cuerpo es un mundo; ajusta la receta si hace falta hasta dar con la mezcla perfecta para ti.

Más allá del desodorante: próximos pasos en un cuidado personal sin tóxicos

Cambiar tu desodorante es un gran paso, pero no es el único en el camino hacia un estilo de vida libre de disruptores endocrinos.

Seguramente ahora te estés preguntando por otros productos de uso diario: ¿Qué hay de mi shampoo, mi crema hidratante, la pasta de dientes?.

La realidad es que muchos cosméticos convencionales contienen ingredientes cuestionables similares a los que discutimos.

Por ejemplo, los parabenos (presentes en champús, jabones, maquillaje) también son disruptores hormonales asociados a problemas de fertilidad.

Los sulfatos fuertes (SLS/SLES) pueden dañar tu barrera cutánea.

Los filtros solares químicos como la oxibenzona tienen impacto hormonal y medioambiental.

Incluso productos para bebés a veces llevan fragancias sintéticas y ftalatos que quisiéramos evitar.

La buena noticia es que, así como puedes hacer tu desodorante, también existen alternativas naturales o caseras para casi todo: desde pasta dental con arcilla y menta, hasta limpiadores faciales con aceites vegetales, o shampoo libre de sulfatos con hierbas.

En artículos futuros abordaremos cómo identificar y reemplazar esos productos cotidianos llenos de químicos por opciones más limpias.

Este cambio no se hace de la noche a la mañana, ni es necesario vaciar todo tu armario de baño de un golpe.

Nuestra recomendación es ir producto por producto: ahora ya tienes el desodorante; quizás el próximo mes sustituye tu crema corporal, luego el gel de ducha, y así sucesivamente.

Piensa en ello como una inversión en tu salud a largo plazo.

Cada tóxico menos es una victoria para tu cuerpo.

Asimismo, no olvidemos el entorno: de nada sirve cuidar lo que nos ponemos encima si seguimos expuestos a toxinas alrededor.

Por eso, en este blog también exploraremos temas como purificar el aire de casa, filtrar el agua que bebemos (para evitar microplásticos, metales pesados, etc.), y hasta revisar los utensilios de cocina (adiós teflón desgastado, hola sartenes de acero o cerámica).

Todo se conecta en el concepto de un entorno saludable que potencie tu bienestar holístico.

¡Mantente atento a nuestros próximos artículos!

Salud digital: el complemento del bienestar integral

En plena era digital, nuestro bienestar no solo depende de lo físico sino también de cómo nos desenvolvemos online.

Puede que te preguntes: ¿Qué tiene que ver la salud digital con un desodorante natural?

Mucho más de lo que crees.

Adoptar un estilo de vida sano incluye reducir el estrés digital y proteger tu higiene mental en Internet.

Por ejemplo, la sobreexposición a redes sociales o noticias puede aumentar ansiedad y cortisol (la hormona del estrés).

Además, las preocupaciones por la privacidad y seguridad en línea generan una carga mental adicional.

Un entorno digital caótico afecta tu concentración, tu sueño y, en última instancia, tu salud cerebral.

Por eso, dentro de un enfoque holístico, recomendamos también prácticas para un bienestar digital.

Una de ellas es utilizar herramientas que te den tranquilidad en tu vida en línea.

Aquí es donde entra en juego Surfshark VPN.

Esta aplicación de red privada virtual cifra tu conexión a Internet y protege tus datos personales cuando navegas.

¿Por qué es relevante para tu salud?

Imagina la tranquilidad de saber que tu información (mensajes, cuentas bancarias, historiales médicos) está a salvo de miradas indiscretas o hackers.

Ese es un estrés menos en tu vida.

Además, un VPN te permite navegar sin restricciones geográficas y con mayor privacidad, lo cual puede animarte a desconectarte más seguido de las redes sociales tradicionales y explorar contenidos más enriquecedores sin algoritmos invasivos.

Piensa en Surfshark VPN como un guardián de tu bienestar digital, similar a cómo tu desodorante casero es guardián de tu bienestar físico. Ambos te ayudan a vivir con menos preocupaciones tóxicas, ya sean químicas o informativas.

(Si te interesa mejorar tu calidad de vida digital, puedes echar un vistazo a Surfshark VPN aquí y descubrir cómo fortalece tu seguridad en línea.

Esta recomendación viene de nuestra convicción de que un entorno digital seguro es parte integral del bienestar, desde la salud cerebral hasta la reducción del estrés.)

Desodorante Natural como el primer paso hacia una vida más saludable

Cambiar tu desodorante puede parecer un gesto pequeño, casi insignificante, pero en realidad es un primer paso poderoso hacia una vida más saludable, libre de tóxicos y orientada al cuidado cerebral.

Te has informado sobre los riesgos ocultos de productos cotidianos y has aprendido cómo protegerte de ellos con soluciones sencillas y naturales.

Has visto que el mal olor persistente no es un enemigo invencible, sino un síntoma que podemos abordar de raíz sin sacrificar nuestra salud hormonal.

Al contrario, al adoptar un desodorante casero, estás alineando tus hábitos con tu bienestar a largo plazo: apoyando tu equilibrio hormonal, respetando tus procesos corporales (como sudar) y reduciendo potenciales agentes neurotóxicos en tu día a día.

Este camino recién comienza.

Hoy es el desodorante, mañana quizá decides revisar tu rutina de skincare, tus productos de limpieza del hogar o tu tiempo de pantalla antes de dormir.

Cada elección consciente crea un efecto dominó positivo: mejoras tu salud física, tu claridad mental, tu energía y hasta tu estado de ánimo.

Y cuando muchas personas hacen estos cambios, también estamos empujando a la industria a ser más transparente y desarrollar productos más seguros.

Orientar nuestra vida al cuidado cerebral y hormonal no requiere cambios drásticos de un día para otro, sino constancia en pequeñas acciones como la que diste al leernos y animarte a probar algo nuevo.

Te invitamos a que compartas este conocimiento con tu círculo: quizá alguien más se anime a hacer su propio desodorante y descubra lo liberador que es.

Y sobre todo, te invitamos a seguir explorando con nosotros este apasionante viaje de la medicina funcional aplicada a la vida diaria.

¿Te gustaría que escribiera sobre los productos de cuidado personal que uso yo?

Por ejemplo, ¿qué rutinas de skincare aplico y qué ingredientes evito a toda costa para mantener mi piel (y mi salud) radiantes?

Si te interesa profundizar en este tema, házmelo saber en los comentarios.

¡Responde con la palabra “skincare” y prepararemos un próximo artículo revelando todos esos tips y secretos para un cuidado personal integral y sin tóxicos!

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